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La evaluación, diagnóstico y cuidado de las heridas de los pies son fundamentales. La educación del paciente es esencial en la reducción de factores de riesgo y para la detección precoz de complicaciones. Las causas fundamentales de las úlceras de los pies son insuficiencia arterial, ya que la falta de perfusión conduce a la necrosis del tejido e impide la cicatrización de las heridas; la neuropatía, factor de riesgo frecuente de las úlceras de los pies; alteraciones musculoesqueléticas, como limitada movilidad de las articulaciones o deformidades óseas; y la diabetes mellitus, con complicaciones ulcerosas más frecuentes en hombres, en caso de diabetes de más de 10 años de evolución, poco control de las glucemias o con complicaciones cardiovasculares, renales o de la retina. Ante una úlcera pedal, debe corregirse la causa, curar adecuadamente la herida y prevenir las recurrencias. La úlcera puede requerir un desbridamiento mecánico, tratamiento antibiótico sistémico y reducción de peso. El uso de apósitos hidratantes mejora la herida y protege de la contaminación bacteriana, manteniendo la hidratación, el pH, absorbiendo fluidos y reduciendo el dolor local. Existen variedad de tules o gasas, la elección dependerá del tipo de úlcera; sin embargo, los tejidos hidratantes con solución salina son adecuados y suficientes para la mayoría de los casos. Cuando las heridas son importantes pueden requerir antibióticos por vía tópica, como sulfadiacina o mupirocina, para reducir la carga bacteriana inicial y formar una barrera con el exterior. Debe tenerse precaución con estos agentes ya que su uso inadecuado puede seleccionar microorganismos resistentes. Las infecciones graves deben tratarse con antibióticos por vía sistémica. Las curas adecuadas de las heridas de los pies pueden reducir el número de amputaciones, prevenir infecciones, disminuir la probabilidad de ulceraciones, mantener la integridad de la piel y mejorar la funcionalidad.