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ALIMENTACIONPAM 2002; 26 (250): 93-94
En paciente transplantado
Cuando un paciente se ha sometido a un trasplante renal, ello le permite normalizar sus funciones renales, restableciendo las alteraciones de la diálisis y recuperando la normalidad en la alimentación.
Una vez realizado el trasplante renal ya no es necesario seguir manteniendo las severas restricciones dietéticas, se puede comer de todo pero con moderación.
La instauración de la nueva alimentación se realizará en función de sí el paciente desea engordar o adelgazar. El paciente trasplantado tiene tendencia a incrementar su peso por ello deberá combinar la ingesta de alimentos con la realización de algún ejercicio físico suave.
En cuanto al consumo de proteínas se debe eliminar de la dieta las carnes grasas, hamburguesas comerciales, salchichas y embutidos. Se aconseja el consumo de pescado azul porque contiene grasa que ejerce un papel protector en enfermedades cardiovasculares. El consumo de marisco está limitado.
En cuanto a los hidratos de carbono los cereales y féculas aportan un gran número de nutrientes como son vitaminas, fibras y minerales. Se aconseja el consumo de pan blanco, galletas, cereales no azucarados, legumbres, patatas y arroz. Y se aconseja no consumir en grandes cantidades pastelería industrial, bollería, chocolates, cremas, cacaos y miel.
En cuanto al consumo de grasas y aceites es muy importante tener en cuenta el origen del aceite.
Es altamente recomendable consumir fruta por su contenido hipocalórico, alto poder saciante y un gran contenido en minerales y vitaminas. Se aconseja consumir fruta fresca como naranja, manzana, pera, sandía, melón, fresas y ciruelas. No se recomienda consumir frutas ricas en azúcares simples como son los higos, uvas, ciruelas, orejones, dátiles y aguacate.
Las verduras y hortalizas son ideales y no hay limitaciones porque tienen un alto contenido vitamínico y en minerales. También aportan fibra.
En cuanto a la ingesta de líquidos se recomienda tomar entre 1,5 y 2 litros de agua. El café debe tomarse con moderación por los efectos que puede ejercer sobre la tensión arterial.
El consumo de productos lácteos se aconseja tomarlos descremados, quesos frescos y magros y no tomar productos enteros, natas, quesos grasos, helados y productos lácteos azucarados.
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