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Amigdalitis en la infancia.Farmacia Profesional. 2002; 17 (1): 56-60.
Abordaje terapéutico
Las amígdalas, que constituyen un reservorio de linfocitos B, forman parte del mecanismo de defensa del organismo durante la infancia, resultando prácticamente inactivas después de la pubertad. Por este papel, hoy en día existen muchas reticencias a la hora de su extirpación.
El proceso patológico más frecuente en las amígdalas son las amigdalitis, también denominadas anginas. Se trata de un proceso de inflamación, normalmente asociado a una infección, que puede manifestarse a cualquier edad, pero que es más frecuente de los 3 a los 50 años. Suele tener origen vírico, y cuando es bacteriano suele asociarse a estreptococo. Es difícil distinguir entre las infecciones bacterianas y las víricas. En general podemos decir que las víricas son más estacionales, de inicio más gradual, y con dolor de menos intensidad. También suele cursar con menos fiebre, aunque a veces se asocian con resfriados manifestando fiebre intensa. Las manifestaciones de amigdalitis estreptocócica varían con la edad. En lactantes suele provocar fiebre y espesa mucosidad nasal. En niños de 1 a 3 años, esto se acompaña de irritabilidad, falta de apetito, e inflamación de los ganglios linfáticos del cuello. En mayores de 3 años suele haber mas afectación del estado general, intenso dolor de garganta, fiebre de mas de 39ºC e inflamación de los nódulos linfáticos de cuello. La amigdalitis vírica requiere tratamiento sintomático, y la bacteriana requiere antibióticos, puesto que la amigdalitis estreptocócica no tratada puede diseminarse y dar lugar a infecciones como sinusitis u otitis, o complicaciones tipo fiebre reumática.
Los casos detectados en niños menores de 10 años, con fiebre elevada, pus en la garganta y enfermedad crónica concomitante deben ser remitidos al médico. En los pacientes con síntomas de amigdalitis, con pocos días de evolución, sin fiebre, sin inflamación ganglionar, con dolor y enrojecimiento leves, sin pus y si complicaciones, el farmacéutico debe iniciar tratamiento sintomático. Si en 3-5 días no se produce mejora, se debe remitir al médico. Este tratamiento consistirá en medidas higienodietéticas, como ingerir alimentos de consistencia blanda, no muy calientes, con muchos líquidos, evitando los cítricos, cuya acidez es irritante para la mucosa afectada, ventilación adecuada de la habitación del enfermo, evitar cambios bruscos de temperatura y evitar que se fume en presencia del niño. Para el tratamiento farmacológico se tendrá en cuenta que los productos con anestésicos locales no se pueden administrar a niños menores de 6 años, y se hará con precaución hasta los 12 años. El mentol esta contraindicado en menores de 30 meses por la posibilidad de laringoespasmo. Las formas orales para chupar de gran tamaño no deben administrarse a niños por la posibilidad de obstrucción respiratoria, y se tendrá en cuenta que aquellas que contienen xilitol o sorbitol, consumidas en exceso, pueden producir diarreas. Los aerosoles están especialmente indicados en niños.
La penicilina es el fármaco de elección en aquellos pacientes en que se sospeche de infección de origen bacteriano, administrándose vía intramuscular en los casos graves, o vía oral en los más leves. También se puede administrar amoxicilina. Los pacientes con alergia o resistencia a penicilina se pueden tratar con eritromicina, que presenta un buen perfil de eficacia y seguridad. En los casos de resistencia a eritromicina se puede recurrir a cefalosporinas de primera generación, y en los casos de infecciones por estreptococos recurrentes, a amoxicilina mas clavulánico, administrándose junto con las comidas para disminuir el riesgo de nauseas, vómitos o diarreas. Es importante que el farmacéutico resalte la importancia de completar el tratamiento para la erradicación total de la infección.
Palabras claves:
- ANGINAS
- AMOXICILINA
- ERITROMICINA
- PENICILINA
- ESTREPTOCOCO
- AMIGDALITIS
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