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La hipertensión arterial es actualmente una de enfermedades más prevalentes en el mundo desarrollado, siendo factor de riesgo cardiovascular, causa de insuficiencia cardiaca, y enfermedades renales, oculares y cerebrales. La hipertensión arterial se define como una tensión arterial sistólica de 140 mm de Hg o más y de una tensión arterial diastólica de 90 mm de Hg o más, o como la toma de medicación antihipertensiva. Se distingue la hipertensión esencial, de origen desconocido (92-94%) de la secundaria a otras enfermedades orgánicas, generalmente renales o endocrinas. El JNC VI proporciona una clasificación de tensión arterial para adultos, considerando la tensión: óptima, menos de 120 de sistólica y 80 de diastólica; normal, menos de 130 de sistólica y 85 de diastólica; normal alta, sistólica de 130-139 y diastólica de 85-89; hipertensión en fase uno, sistólica de 140-159 y diastólica de 90-99; hipertensión fase 2, sistólica de 160-179 y diastólica de 100-109; y hipertensión de fase 3, diastólica mayor de 180 y sistólica de 110. en caso de que las tensiones sistólica y diastólica se encuentren en categorías distintas se selecciona la categoría más elevada. Para definir el pronóstico y tratamiento se deben identificar otros factores de riesgo, entre los que destacan tabaco, dislipemia, diabetes, edad superior a 60 años e historia familiar de enfermedades cardiovasculares. Así, en primer lugar en todo paciente hipertenso y más si existen otros factores de riesgo, se debe aconsejar modificaciones en el estilo de vida, entre las que se pueden destacar la perdida de peso, si existe sobrepeso, limitar el consumo de alcohol, aumentar la actividad física aeróbica, mantener un consumo adecuado de potasio, calcio y magnesio y bajo de sodio, dejar de fumar y reducir la ingestión de grasas saturadas y colesterol. Si continúan los niveles elevados de tensión arterial se debe recurrir al tratamiento farmacológico, para lo cual se pueden distinguir 6 grupos de medicamentos: diuréticos, bloqueantes alfa adrenérgicos, betabloqueantes, boqueantes alfa/betaadrenérgicos, vasodilatadores y fármacos activos sobre el sistema renina-angiotensina, entre los que podemos distinguir los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los antagonistas de los receptores de angiotensina II. Los fármacos de elección en el inicio de tratamiento son diuréticos y betabloqueantes.
Palabras claves:
  • BETABLOQUEANTES
  • DIURÉTICOS
  • HIPERTENSIÓN ARTERIA
  • VASODILATADORES

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