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Las manifestaciones de comportamiento en el autismo incluyen: dificultad de interacción social, en la comunicación y en actividades imaginativas, con un repertorio restringido de actividades e intereses. Son alteraciones de por vida. El objetivo de la farmacoterapia en el autismo y otras alteraciones relacionadas es la mejora del comportamiento que interfiere con la capacidad del individuo de participar en actividades educativas, sociales, laborales y familiares. El tratamiento debe ser individualizado en base al comportamiento y alteraciones neurobiológicas asociadas y requiere un plan integrado multidisciplinario. Tratamiento sintomático: Se usan antipsicóticos tipo clorpromazina y tioridazina (a veces, en niños, resultan excesivamente sedantes), haloperidol y trifluoperazina. El haloperidol es uno de los fármacos más usados, no produce sedación; consigue que el individuo con desórdenes obsesivo-compulsivos se calme, pero no mejora el déficit de atención o aprendizaje. Las dosis deben individualizarse, pero generalmente son inferiores a las necesarias como antipsicóticos (0.04-0.2 mg/Kg/día). Las limitaciones de los antipsicóticos son sus efectos adversos, tan importantes como la disquinesia y las reacciones parkinsonianas. Para el tratamiento de los desórdenes obsesivo-convulsivos también es útil la clomipramina, a dosis iniciales de 25 mg/día (dosis máxima 5 mg/Kg/día), dividida en dos tomas. Mejora también la hiperactividad y el comportamiento autodestructor. Sus efectos adversos son sedación y efectos anticolinérgicos (boca seca, estreñimiento y temblor). Otros agentes descritos en ficha: Autismo. Farmacoterapia de las alteraciones asociadas al autismo.
Palabras claves:
  • ANTIPSICOTICOS
  • TRIFLUOPERAZINA
  • PRECAUCIONES
  • TIORIDAZINA
  • EFICACIA
  • DOSIS
  • EFECTOS-ADVERSOS
  • HALOPERIDOL
  • SINTOMAS
  • CLORPROMAZINA

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