Estreñimiento. Laxantes y recomendaciones. Volver a Dicaf
El estreñimiento es una afectación muy común tanto en niños como en adultos, que puede ir y venir durante semanas o llegar a permanecer de forma crónica durante meses o años.

Los síntomas del estreñimiento pueden variar de una persona a otra e incluyen: número de deposiciones poco frecuente (menos de tres por semana), heces demasiado duras o demasiado pequeñas, heces que son difíciles de pasar, sensación de que los intestinos no están vacios incluso después de evacuar, entre otros. No tiene una causa única y en algunas personas puede deberse simplemente a una falta de insuficiente ingesta de fibra en la dieta, mientras que en otros casos puede ser consecuencia de la utilización de medicamentos como los de naturaleza opiácea (para el control del dolor pero que ralentizan el movimiento intestinal) u otros medicamentos (como ondansetron, usado para el control de náuseas y los vómitos). El estreñimiento también puede ser causado por ciertas condiciones médicas, tales como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson.

A nivel de prevención puede ser útil el cambio de hábitos intestinales, teniendo en cuenta que los intestinos son más propensos a la actividad después del desayuno matutino y de las comidas en general. No deben ser obviadas nunca las señales de nuestro cuerpo que nos sugieran la necesidad de una evacuación, pues esta retención es, en muchas ocasiones, la causa o agravante principal de la situación de estreñimiento. También puede ayudar a mejorar o eliminar el estreñimiento un aumento de fibra en la dieta, con la recomendación de al menos 28-30 gramos que puede conseguirse con un adecuado consumo de frutas y verduras, o con el uso de complementos dietéticos como psyllium, metilcelulosa, policarbofilo de calcio, o dextrina de trigo. Si se acude a los suplementos, la toma debe realizarse de forma paulatina, para evitar la hinchazón o una producción de gas excesiva, y debe tenerse también en cuenta que no todas las personas pueden tolerar este tipo de suplementos.

Cuando las medidas preventivas no aportan suficiente alivio, existen disponibles una gran variedad de laxantes. Algunos pueden ser de uso exclusivo con receta médica, pero muchas opciones son de libre acceso. Este tipo de medicamentos pueden causar efectos secundarios menores, como diarrea y calambres, pero a pesar de ello se consideran en general eficaces y seguros, si no existe un uso abusivo o irresponsable.

Los laxantes funcionan de diferentes maneras en función del grupo al que pertenezcan: están los laxantes formadores de masa (psyllium, Metilcelulosa, policarbofilo de calcio, dextrina de trigo) que aumentan la masa fecal, lo cual estimula de forma natural los movimientos del intestino y facilitan la expulsión de las heces; los laxantes estimulantes (Senna, Bisacodilo) que aumentan los movimientos intestinales, suelen causar retortijones y, con un uso excesivo, pueden provocar diarrea y disminución del nivel de potasio en sangre; los laxantes hiperosmolares (polietilenglicol, lactulosa, Sorbitol) que aumentan la cantidad de agua en el intestino grueso, bien sea reteniendo el agua con la que se toman o atrayendo líquido existente en el organismo; y los laxantes salinos (hidróxido de magnesio, citrato de magnesio) que actúan bajo el mismo principio osmótico que los hiperosmolares pero a menudo con mayor eficiencia. Fuera de los laxantes clásicos, existen también medicamentos de nueva aparición como lubiprostona y linaclotida, de administración bajo prescripción médica, que aumentan también el contenido de líquido en el lumen intestinal y facilitan la evacuación. Representan ambos opciones más caras, pero que pueden ser recomendadas cuando otros tratamientos no han funcionado.

Opciones que han sido usadas comúnmente pero que deben ser completamente desaconsejadas son: uso de emolientes (aceite mineral; docusato), que si bien ablandan las heces, la adición de humedad permanente puede inducir situaciones no deseadas y potencialmente graves como la fisura anal; algunos productos naturales que contienen ingredientes que se encuentran en los laxantes pero en una dosis o pureza que no puede ser controlada; enemas caseros a base de espuma de jabón, peróxido de hidrógeno, o detergentes de uso doméstico, que pueden ser causa de irritación intestinal.



JAMA 2016; 315 (2): 214