Alimentación infantil y alergias. Volver a Dicaf
Para la prevención de alérgias en el recién nacido no existe base que sustente la recomendación de una dieta específica en la madre durante el embarazo o el periodo de lactancia, pero sí para lactancia materna exclusiva por parte del recién nacido siempre que sea posible y, cuando no es el caso, el uso de leche hidrolizada puede ayudar a la prevención en los bebés en situación de riesgo. Los complementos alimenticios no pueden ser recomendados de forma general por el momento, y las nuevas directrices contemplan la introducción de una dieta diversificada, sin limitaciones, en todos los niños de 4 a 6 meses de edad.

Uno de cada tres niños sufre algún tipo de alergia. La explosión de la incidencia observada hoy en día no puede explicarse únicamente por factores genéticos, por lo que son de especial interés las medidas de prevención primaria que se centran en los factores ambientales. Su objetivo es prevenir la aparición de la alergia antes del inicio de la sensibilización alérgica o de manifestaciones atópicas primarias (eczema, asma). El grupo suizo de pediatras alergólogos e inmunólogos ha publicado un resumen de distintas estrategias relevantes para la prevención de alergias en los bebés.

Históricamente se ha creído que la dieta materna durante el embarazo y la lactancia de pecho puede desempeñar un papel en el desarrollo de la sensibilización alérgica en niños. Sin embargo, los estudios más recientes han demostrado que eliminar el consumo materno de alimentos potencialmente alergénicos (como cacahuete, huevo, leche de vaca) no permiten reducir la incidencia de las alergias alimentarias, eczema o asma en los niños. Por lo tanto, no existe evidencia que respalde la adopción de una dieta específica para la madre durante embarazo y la lactancia.

La lactancia materna está recomendada para todos los recién nacidos, pero especialmente relacionado con los procesos alérgicos, se ha informado de un efecto positivo sobre el desarrollo de eccema atópico y asma en los niños en situación de riesgo alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros tres a cuatro meses de vida en niños de riesgo. Sin embargo, debido a estudios contradictorios, no se ha podido establecer por el momento una relación de causalidad inequívoca entre la lactancia materna y el desarrollo o no de las alergias alimentarias.

Una leche parcial o ampliamente hidrolizada como sustituto de la leche materna puede ayudar a evitar en los niños con riesgo de alergia la presencia de eczema, alergias a los alimentos y asma. Cuando el riesgo de alergia es alto, ésta puede ser la opción más apropiada. Los estudios sobre la prevención de la alergia son, sin embargo, difíciles de interpretar debido a la alta frecuencia de resultados inconsistentes, pero parece ser que las preparaciones a base de soja, así como otras preparaciones de origen vegetal o animal, no han mostrado ningún efecto preventivo.

Los últimos datos indican que la diversificación de alimentos se puede iniciar en todos los niños de edad comprendida entre los 4 y los 6 meses sin necesidad de restricción específica. En los lactantes con antecedentes familiares de alergia, la introducción de una dieta diversificada antes de esta edad se ha asociado con un mayor riesgo de sensibilización alimentaria y eczema.

El uso de suplementos dietéticos no se recomienda actualmente por falta de pruebas concluyentes. Una reducción en el riesgo de asma y eczema se ha observado durante la administración de prebióticos de tipo oligosacárido para la promoción del crecimiento de probiota favorable, pero por el momento se necesita más investigación antes de recomendar el uso sistemático de estos complementos para la prevención de alergias. Existen informes que sugieren que la administración de otros prebióticos, como lactobacilos y bifidobacterias, podrían reducir el riesgo de eczema; pero este efecto no ha sido consistente en todos los estudios.



Paediatrica 2016 27 (1): 30-34