Una insuficiente cantidad sueño o de mala calidad es un problema de salud pública remarcable con una variedad de consecuencias perjudiciales para la salud. En el caso de los niños, el sueño constituye un factor vital para un adecuado desarrollo biopsicosocial. En caso de trastornos del sueño en la infancia puede verse resentida la salud del menor con una series de problemáticas que se han relacionado, tanto en el corto como el largo plazo, entre las que se incluyen retraso en el crecimiento, reducción de la inmunidad, mala alimentación, obesidad, sedentarismo, y diversos problemas de salud mental.
Dispositivos móviles táctiles como los teléfonos inteligentes, tabletas o videoconsolas se han convertido en omnipresentes en la vida de los niños y existe una preocupación creciente sobre cómo pueden afectar su utilización a la duración y calidad del sueño, ya que actualmente el 72% de los niños y 89% de los adolescentes tienen, al menos, uno de estos dispositivos en el entorno destinado al descanso y la mayoría de ellos los utilizan cerca de la hora de acostarse.
Desde la Escuela de Medicina de Cardiff, en el Reino Unido, un equipo de investigadores localizó, mediante búsquedas en 12 bases de datos de publicaciones científicas y sin restricción de idioma, ensayos clínicos aleatorizados y estudios de cohortes que examinaran, en niños en edad escolar de entre 6 y 19 años, la existencia de una asociación entre la accesibilidad y utilización de dispositivos portátiles y resultados relacionados con el sueño. No se tuvieron en cuenta estudios que valoraran la exposición a pantallas fijas (como televisores y ordenadores de escritorio) por quedar fuera del interés del trabajo.
De 467 estudios identificados, 20 fueron seleccionados y evaluados en base a su calidad metodológica. El total de participantes incluidos en el meta-analisis fue de 125.198. Se identificó una fuerte y consistente asociación entre el uso de los dispositivos a la hora de acostarse y una cantidad inadecuada de horas de sueño (odds ratio [OR] = 2,17), mala calidad del sueño (OR =1,46), y somnolencia diurna excesiva (OR =2,72). Además, los niños que tenían acceso a los dispositivos en su entorno de sueño, aunque no los usaran en la últimas horas de la jornada, eran también más propensos a una insuficiente cantidad de sueño (OR =1,79), mala calidad del sueño (OR =1,53), y somnolencia diurna excesiva (OR =2,27).
Los autores alertan de la necesidad de mayor investigación sobre la cuestión y resaltan que el esfuerzo para minimizar el acceso a los aparatos de pantalla portables para que no exista interferencia sobre el descanso requiere un enfoque integrado y coordinado entre educadores, profesionales de la salud, y padres.