Actualización de guía de práctica clínica para la hemodiálisis de la National Kidney Foundation.
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Las modificaciones introducidas ponen mayor énfasis en la toma de decisiones compartida y en una prescripción individualizada centrada en las necesidades de cada paciente.
La Guía de Práctica Clínica KDOQI ("Kidney Disease Outcomes Quality Initiative", en español Iniciativa para la Calidad de Resultados en la Enfermedad Renal) para la adecuación de la Hemodiálisis, publicada por la "National Kidney Foundation", ha proporcionado directrices basadas en la evidencia para todas las etapas de la enfermedad renal crónica (ERC) y las complicaciones relacionadas desde 1997, con actualizaciones en 2000 y 2006. Esta guía determina la manera en que reciben atención los más de 400.000 pacientes en hemodiálisis que existen en los Estados Unidos, y más allá de ello ha sido acogida a nivel mundial como referente para los especialistas encargados de la prescripción de hemodiálisis en las etapas más avanzadas de la enfermedad renal. Ahora, como culminación del trabajo de dos años de revisión de la evidencia publicada en revistas especializadas entre 2000 y 2014, revisadas por pares por los siete miembros del grupo de trabajo, se presentan nuevas directrices que complementan la versión existente.
La mayor parte de la evidencia revisada para esta actualización es compatible con las directrices actuales, pero uno de los factores que se destaca como novedoso es la falta de evidencia que apoye el enfoque de la aplicación de un mismo tipo de hemodiálisis para todos los pacientes, por lo que en su nueva actualización las directrices abogan por un mayor nivel de flexibilidad en la prescripción. Los autores ponen en consideración los múltiples factores clínicos a tener en cuenta en el desarrollo de una prescripción individualizada. En esta línea el grupo revisor encontró evidencia para apoyar la diálisis de alta frecuencia en cierto tipo de pacientes, descartando una recomendación general y limitándola a pacientes que cumplan con criterios como, presencia de apnea del sueño, embarazo, trastornos metabólicos, hipertensión no controlada, hipertrofia ventricular izquierda y/o insuficiencia cardiaca.
La nueva versión pone de relieve la importancia en la educación del paciente para permitir la toma de decisiones compartida con respecto a la iniciación, la frecuencia y el lugar de la diálisis. Entre otros elementos clave, también se destaca la flexibilidad en el momento de inicio de la prescripción y en lo que refiere a la frecuencia, duración y tasa de ultrafiltración; así como un mayor énfasis en el control del volumen y de la presión arterial.
American Journal of Kidney Diseases 2015; 66(5): 884-930