Sesión Bibliográfica. 01 de Enero de 1999 (10)

Los estudios que se han ido realizando desde finales de los años 80 y durante los 90 han demostrado que la población con más de 65 años se puede beneficiar del tratamiento con betabloqueantes después de sufrir un infarto de miocardio. Los betabloqueantes poseen riesgos potenciales, sobretodo para la población geriátrica. Los pacientes con un riesgo mayor de complicaciones son aquellos que presentan insuficiencia cardíaca congestiva, patología respiratoria y diabetes mellitus. El uso de betabloqueantes después de un infarto agudo de miocardio ha demostrado reducciones de mortalidad importantes, incluso en pacientes de riesgo. La decisión de prescribir fármacos en los ancianos debe realizarse de común acuerdo entre el médico y el paciente. En aquellos pacientes de edad avanzada, con múltiples problemas médicos no debe ser una prioridad la prevención secundaria. El objetivo, en estos pacientes, debe ser obtener un beneficio inmediato en la calidad de vida. Para la población geriátrica debe existir una prescripción racional, no deben evitarse aquellos fármacos que han demostrado su eficacia en ancianos. La infrautilización de fármacos eficaces ha demostrado aumentar la mortalidad, morbilidad y disminuir la calidad de vida.
Palabras claves:
  • USO
  • UTILIZACION
  • TRATAMIENTOS
  • ELECCION
  • BENEFICIOS
  • CALIDAD
  • GERIATRIA
  • RIESGOS
  • MORTALIDAD

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.