Sesión Bibliográfica. 01 de Noviembre de 2000 (20)

La deshidratación es la complicación más inmediata de un episodio de diarrea aguda. El estado de hidratación puede apreciarse por un examen clínico e interrogatorio. Los padres tienen que aprender a reconocer por sí mismos los signos precoces de deshidratación. Diversos signos permiten evaluar la importancia de la deshidratación. La observación de una pérdida de peso en comparación al peso más reciente del bebé es el principal elemento clínico para cuantificar el grado de deshidratación. Una pérdida de peso superior al 10% es señal de deshidratación grave. La sed es un signo precoz de deshidratación. Pueden buscarse otros signos clínicos: órbitas oculares hundidas (ojeras), la presencia de arrugas cutáneas, una fontanela deprimida, mucosas secas, una degradación del estado de consciencia y diversas señales relacionadas con la hipovolemia (descenso de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardíaca (>150/min) etc..). La falta de señales de deshidratación no elimina el peligro de la misma en las horas siguientes. La constatación desde el primer día de un aumento de la sed, de vómitos, de fiebre o de un gran número de deposiciones son elementos que han de hacer temer la evolución hacia una deshidratación grave. Una deshidratación puede presentarse en pocas horas sin signos previos.. La rehidratación oral es un tratamiento eficaz sea cual sea la causa de la diarrea. La prescripción y la dispensación de bolsas para solución de rehidratación deben acompañarse de consejos escritos. Por ejemplo, explicando a los padres los puntos siguientes: 1) en la mayoría de los casos, la diarrea aguda evoluciona rápidamente hacia la curación, sin medicamento 2) durante un episodio de diarrea, la solución de rehidratación debe ser ofrecida al niño, sin forzarlo. El rechazo de la solución por un niño consciente suele ser tranquilizador. 3) la disolución del polvo debe ser exacta, conforme al prospecto. Un biberón puede ser útil para la precisión de la disolución. Pero es mejor ofrecer la solución al niño en pequeñas cantidades que en un biberón lleno 4) al principio, la solución puede provocar un ligero aumento del volumen de heces, sin consecuencias para el niño; los padres deben estar prevenidos. Si el niño continua teniendo deposiciones frecuentes pasadas las 4 primeras horas, es necesario consultar al médico. 5) si no vomita, el niño puede continuar bebiendo la solución mientras la pida. De todas maneras, la ingestión de grandes cantidades (más de 200 ml/h para un niño de 10 kg) atestigua una deshidratación importante que justifica una consulta médica. 6) en caso de vómitos, la solución debe ofrecerse regularmente en pequeñas cantidades (una cucharadita de café cada 1 a 2 min.) La persistencia de los vómitos pasadas las primeras horas requiere una consulta médica. 7) cuando se ha calmado la sed y la orina es abundante puede reemprenderse la alimentación habitual, sobre todo la lactancia materna o los biberones de leche. No está demostrado el interés de las leches de régimen. Es preferible continuar con la solución de rehidratación mientras dure la diarrea 8) cuando un niño diarreico tiene sed, no proponerle bebidas demasiado dulces, como Coca-Cola, zumo de manzana u otras. Son hiperosmolares y pueden por ello agravar la diarrea y su contenido en sodio es insuficiente.
Palabras claves:
  • RECOMENDACIONES
  • SINTOMAS
  • CONSEJOS
  • DESHIDRATACION
  • DIARREA
  • VOMITOS

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.