La mayoría de reacciones adversas de los beta-bloqueantes suelen ser leves y predecibles, como consecuencia de su acción farmacológica y se consideran la mayor parte de ellas evitables si se realiza una cuidadosa selección del paciente y del beta-bloqueante específico.
Los efectos adversos asociados al uso de beta-bloqueantes son:
- Sistema cardiovascular: insuficiencia cardíaca, aunque esta reacción puede atenuarse en pacientes de riesgo, administrando previamente diuréticos y/o IECAs; hipotensión, sobretodo en ancianos; arritmias cardíacas; dolor torácico, que desaparece al suspender el tratamiento; fatiga y efectos vasculares periféricos.
- Sistema respiratorio: obstrucción bronquial, por ello están contraindicados los beta-bloqueantes tipo propranolol en pacientes con asma o patología bronquial, si bien el riesgo es prácticamente nulo con los bloqueantes beta-1 selectivos.
- Sistema nervioso: los agentes más lipofilicos (tipo propranolol) poseen más efectos centrales que los hidrofílicos (tipo atenolol y nadolol). Se han descrito alteraciones del sueño, alucinaciones visuales y auditivas y cambios de humor, en tratamientos crónicos, raramente se observan síntomas psicóticos.
- Endocrino y metabólico: hipoglucemia asociada a ayuno prolongado o ejercicio intenso en pacientes no diabéticos. En pacientes diabéticos pueden producir hiperglucemia. Los beta-bloqueantes también aumentan los triglicéridos y disminuyen el colesterol unido a lipoproteinas de alta densidad, sobretodo los no cardioselectivos.
- Gastrointestinal: náuseas, dispepsia, diarrea o constipación, leves o moderadas y dependientes de la dosis y del beta-bloqueante.
- Piel : erupciones cutáneas
- Función sexual: impotencia y reducción de la libido.
Los beta-bloqueantes están contraindicados en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva no controlada y en caso de bloqueo cardíaco de segundo o tercer grado. En pacientes con asma bronquial, si no existe otra alternativa, se seleccionará un beta-bloqueante cardioselectivo y a dosis bajas y el tratamiento será concomitante con un agonista beta-2. En caso de diabetes insulino-dependiente también se seleccionarán los beta-bloqueantes cardioselectivos.
La retirada brusca de beta-bloqueantes conlleva riesgo grave de infarto, angina y muerte, por ello el tratamiento debe suspenderse de forma gradual en 10-14 días, especialmente en aquellos pacientes que sufren cardiopatía isquémica.
Palabras claves:
- SUSPENSION
- RIESGOS
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- EFECTOS-ADVERSOS
- CONSEJOS
NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.