Las úlceras aparecen por la presión mantenida de una prominencia ósea sobre una superficie externa. En nuestro país los pacientes que sufren de úlceras por presión constituyen un gran número entre los que destacan los residentes de las distintas instituciones (hospitales, centros socio-sanitarios). La población más afectada serían los pacientes mayores de 70 años.
Para iniciar el tratamiento deben tenerse en cuenta una serie de consideraciones por ello se aconseja reducir o eliminar los puntos de presión (cambios posturales, masajes, usar cojines o colchones especiales). Otras medidas serían vigilar y controlar los factores de riesgo, clasificar el grado de la úlcera, educar al paciente o al cuidador y revisar la lesión para planificar distintas actuaciones.
El cuidado local de una úlcera por presión consta de diferentes procedimientos como es la limpieza de herida, desbridamiento, prevención y tratamiento de las infecciones bacterianas y estimulación de la granulación y epitelización.
La limpieza de la lesión se realiza con una gasa empapada en suero fisiológico, o bien, irrigando la herida con suero a presión. Para que el lavado sea efectivo la presión ejercida debe ser la suficiente para arrastrar bacterias y parte de lesiones sin dañar el tejido sano ni empujar las bacterias al interior de la úlcera. Debe limpiarse desde el interior hasta la periferia. El lavado por gravedad con una jeringa de 35ml con una aguja o catéter de 0.9 mm y ejerciendo una presión de 1-4kg/cm2.
Se desancoseja la limpieza rutinaria de la herida con limpiadores cutáneos o antisépticos locales (povidona iodada, clorhexidina, agua oxigenada, ácido acético, solución de hipoclorito sódico) porque son citotóxicos para el nuevo tejido y su absorción sistémica puede causar problemas.
Palabras claves:
- SUERO
- PRESION
- LIMPIEZA
- ANTISEPTICOS
- LIMPIADORES
- LAVADO
- JERINGAS
NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.