La diabetes, condición caracterizada por un incremento de los niveles de glucosa, puede ser causada por un déficit de insulina o por una resistencia de la insulina. La diabetes del adulto, generalmente, combina ambos mecanismos.
En los últimos años han surgido nuevos agentes para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. Las sulfonilureas estimulan la producción y liberación de insulina, deben usarse en pacientes con el páncreas intacto. Las sulfonilureas de más reciente aparición mejoran el perfil farmacocinético, se administran 1-2 veces al día, y el perfil de efectos adversos. No existe evidencia de que la asociación de dos fármacos sea superior a uno sólo a dosis máximas. Entre los pacientes que alcanzan un control adecuado de los niveles de glucosa en sangre, existe un deterioro con el tiempo que se considera del 10% por cada año adicional de tratamiento. En algunos pacientes, cuyo control con la terapia oral fracasa, puede reiniciarse esta terapia después de un tiempo de control con dieta y ejercicio intensos. Ésto es especialmente útil en aquellos pacientes capaces de perder un 5-6% de su peso habitual. El efecto adverso más importante de las sulfonilureas es la hipoglicemia, habitualmente asociada a una disminución de la ingesta y/o a un incremento del ejercicio y es más frecuente con las sulfonilureas de acción corta que con las de acción larga. Los pacientes con insuficiencia renal o hepática presentan un riesgo superior de sufrir hipoglicemias. También se observan alteraciones gastrointestinales, erupciones cutáneas, fotosensibilidad y con menor frecuencia leucopenia y elevación de los enzimas hepáticos. La clorpropamida puede producir hiponatremia, pero no se observa con otras sulfonilureas.
Las meglitinidas también estimulan la secreción de insulina. Al contrario de las sulfonilureas, la repaglinida parece que necesita la presencia de glucosa. Su concentración plasmática máxima se alcanza una hora después de su administración. Su unión a proteínas plasmáticas es elevada (98%). La repaglinida se elimina por metabolismo hepático, con una semivida de 1h. Las concentraciones plasmáticas de ven afectadas por la presencia de insuficiencia hepática y por interacciones con otros fármacos como ketoconazol o eritromicina.
Las biguanidas son un grupo de más reciente aparición. La metformina reduce la producción de glucosa hepática e incrementa la utilización de la glucosa periférica, pero se asocia a un alto porcentaje de reacciones adversas, sobretodo la acidosis láctica, que puede ser fatal, observada más frecuentemente con las primeras biguanidas. Se recomienda no utilizarlas en pacientes con insuficiencia renal, evitar o compensar la deshidratación. Se recomienda su suspensión si debe realizarse una técnica diagnóstica con contraste y no reiniciarla hasta 48 h después. El efecto adverso más frecuentemente observado con la metformina es la presencia de alteraciones gastrointestinales.
Los inhibidores de las disacaridasas compensan la lenta liberación de insulina al enlentecer la transformación de los azúcares y disminuir su absorción. La eficacia de la acarbosa se ve limitada por sus efectos adversos, causados por la gran cantidad de disacáridos no absorbidos que se acumulan en el intestino provocando flatulencia, disconfort abdominal y diarrea.
Las tiazolidindionas activan un receptor implicado en el metabolismo de los lípidos e incrementan la sensibilidad a la insulina. La troglitazona mejora el control de la glucemia cuando se asocia a metformina, al principio se aprobaron asociadas a insulina. El uso de estos medicamentos se ha asociado a un incremento de LDL colesterol y elevación de enzimas hepáticos.
Palabras claves:
- TROGLITAZONA
- EFECTOS-ADVERSOS
- PRECAUCIONES
- BIGUANIDAS
- CLORPROPAMIDA
- METFORMINA
- ACARBOSA
NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.