Sesión Bibliográfica. 01 de Abril de 2001 (25)

La depresión es, después de la hipertensión, la segunda enfermedad crónica más común vista en medicina general. Debe valorarse si un paciente requiere tratamiento farmacológico y cuando debe iniciarse (ver ficha). La elección de tratamiento farmacológico y/o psicoterapia depende de la disponibilidad y preferencia del paciente. La farmacoterapia puede ser más efectiva en la depresión grave. En pacientes con depresión recurrente o aquellos que no responden a uno de ellos debe realizarse terapia combinada. Ninguno de los antidepresivos existentes ha mostrado ser superior a los otros en la mejoría de los síntomas de la depresión; sin embargo, cada fármaco puede ser mas útil en un paciente determinado según sus síntomas asociados, pánico, dolor o trastorno obsesivo-compulsivo. Más del 80% de los pacientes deprimidos responden al menos a un medicamento, aunque considerando individualmente los antidepresivos sólo son efectivos en el 50-60% de los pacientes. Uno de los factores que debe analizarse en la selección del antidepresivo es el perfil de efectos adversos y si existen antecedentes familiares de respuesta o fracaso a ese medicamento. La ansiedad y el insomnio no predicen necesariamente mejor respuesta a un antidepresivo sedante o excitante. Aunque el coste de adquisición de los inhibidores de la recaptación de serotonina sea más elevado que el de los antidepresivos tricíclicos, el tratamiento global supone un coste similar, ya que los antidepresivos tricíclicos incrementan el número de visitas por intolerancia y requieren posteriormente, en muchos casos, paso al otro grupo de fármacos. Debe instruirse al paciente sobre el inicio gradual de dosis, alcanzando la dosis prescrita en 5-10 días. Las dosis iniciales deben ser inferiores en pacientes con insuficiencia renal o hepática y en ancianos, aunque un anciano pueda requerir, para conseguir la eficacia deseada, la misma dosis que un joven. Si en 3-4 semanas no se observa mejoría y los efectos adversos son tolerables, puede incrementarse la dosis. Si los efectos adversos son intolerables y persisten o la mejoría es mínima con el incremento de la dosis, debe considerarse el cambio de fármaco. Independientemente de la dosis, el efecto máximo no se observa hasta las 4-6 semanas. Inicialmente no se aconseja dispensar más de un mes de tratamiento por el riesgo de suicidio que existe en los pacientes con depresión.
Palabras claves:
  • DOSIS
  • PRECAUCIONES
  • RECOMENDACIONES
  • RIESGOS
  • ELECCION
  • INICIO
  • DISPENSACION
  • SELECCION

NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.