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Tanto la epilepsia como su tratamiento pueden conducir a un deterioro cognitivo y del comportamiento. Los pacientes epilépticos presentan mayor prevalencia de alteraciones neuropsicológicas que la población general, tanto por las patologías subyacentes - y posibles causa de la epilepsia-, como por las descargas neuronales propias de las convulsiones, o por las alteraciones ocasionadas por los antiepilépticos, o bien por la influencia de factores psicosociales. Aunque los antiepilépticos pueden producir alteraciones neuropsicológicas, su efecto positivo en el control de las convulsiones conlleva a una mejoría del nivel cognitivo y de comportamiento. Debe valorarse individualmente los factores desencadenantes de las convulsiones y su tratamiento. Existe un consenso en que no hay un rasgo universal de personalidad que indique una epilepsia. Sin embargo, hay una variedad de cambios clínicos que implican un foco anatómico determinado, un patrón de convulsiones y unas características biológicas y psicológicas de los pacientes. Los antiepilépticos poseen efectos sobre el comportamiento y cognitivos, aunque no está bien definida la asociación entre cada fármaco y el deterioro de funciones específicas. Algunos expertos consideran que las alteraciones de los antiepilépticos sobre el comportamiento y cognición estaban sobrevaloradas en el pasado y existen estudios que muestran que no existen pérdidas mentales en pacientes tratados con antiepilépticos con niveles plasmáticos dentro del margen terapéutico y en ausencia de actividad convulsiva. Los efectos adversos son especialmente importantes en pacientes sometidos a politerapia. Por ejemplo, en un estudio se observa que la monoterapia con carbamacepina posee un pequeño efecto de alteración cognitiva y psicomotora que incrementa al asociar otro anticomicial. En el mismo sentido, otros estudios muestran una mejoría al disminuir el número de fármacos antiepilépticos en los pacientes. El incremento de la neurotoxicidad por la politerapia se explica por las posibles interacciones tanto farmacodinámicas como farmacocinéticas, sobretodo a nivel de metabolismo hepático. Otro factor que potencia la aparición de efectos adversos es la presencia de concentraciones plasmáticas elevadas. Entre los antiepilépticos existentes, el fenobarbital parece el fármaco que produce más alteraciones neuropsicológicas, pudiendo producir hiperactividad, letargia, irritabilidad y depresión. La fenitoína puede causar disminución en la concentración y la memoria, de la velocidad mental, las funciones motoras visuales y la inteligencia, aunque sus efectos parecen relacionados con la dosis también se han observado a concentraciones dentro del margen terapéutico. La carbamacepina y el valproico presentan menos efectos adversos neuropsicológicos.