El correcto control del peso corporal es un problema a nivel mundial. Presentar un peso superior o inferior respecto de los planteados en los estándares de salud deseables se asocia con riesgos muy elevados de resultados adversos para la salud. Para evaluar el estado en relación al peso corporal de una persona se utiliza el índice de masa corporal (IMC), mediante el cual, y a partir de los datos de peso y altura de un individuo (peso en kilogramos/altura en metros al cuadrado), se determina el valor correspondiente expresado en (kg/m²). Un IMC para un peso dentro de los parámetros de normalidad en relación a su incidencia sobre la salud del individuo se sitúa entre 18,5 y 24,9. Un IMC inferior a 18,5 se considera peso bajo, con delgadez leve hasta 17, moderada hasta valores de 16, y delgadez severa por debajo de esta marca. Más de 25 representa una situación de sobrepeso, más de 30 es obesidad, obesidad severa cuando se supera el valor 35 y obesidad mórbida cuando se sobrepasa el límite de 40.
Una asociación internacional colaborativa dedicada a tratar de identificar factores de riesgo asociados a condiciones de salud desfavorables no transmisibles (NCD-RisC, por la siglas en inglés de "Non-Communicable Disease Risk Factor Collaboration") impulsó la realización de un informe global sobre las tendencias de peso en humanos. Con el uso de un protocolo consistente, y utilizando 1698 fuentes de datos basadas en la población, correspondientes al periodo 1975-2014, con más de 19,2 millones de participantes adultos (9,9 millones de hombres y 9,3 millones de mujeres) de 186 países, se realizaron estimaciones sobre la evolución del peso corporal para 200 países, lo que representa el 99% de la población mundial.
En relación a la obesidad, el trabajo revela que en los últimos 40 años, la prevalencia de la obesidad en todo el mundo ha aumentado de los 105 millones registrados en 1975 a más de 641 millones en 2014. Después de ajustar por edad, se encontró que la proporción de hombres que son obesos se ha casi triplicado en el periodo, aumentando del 3,2% hasta el 10,8%, y en las mujeres la proporción se ha más que multiplicado por dos, desde valores del 6,4% en 1975 hasta el 14,9% en 2014. El índice de masa corporal promedio más alto lo ostentan las naciones de las islas de la Polinesia y Micronesia, donde más del 38% de los hombres y más del 50% de las mujeres son obesos. Con valores representativos de la zona de 34,8 y 32,2 para hombres y mujeres respectivamente en la Samoa Americana, por ejemplo. Otro dato relevante es que casi el 20% de todos los adultos obesos del mundo y casi un tercio de los que tienen obesidad severa viven en sólo seis países: Australia, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y EE.UU. El informe alerta que, de seguirse esta tónica, en 2025 el 18% de los hombres y el 21% de las mujeres en todo el mundo serán obesos, con un 6% de los hombres y un 9% de las mujeres que serán severamente obesos. Ante esta situación urge la rigurosa evaluación e implementación de políticas que puedan permitir reducir esta velocidad de crecimiento y detener el aumento mundial de peso corporal, entre las que se deben incluir normas más inteligentes de acceso a los alimentos y una mejor educación sanitaria entre la población general.
Esta situación merecedora de alarma en relación a la obesidad no debe permitir, pero, que se desvié la atención sobre otra de las problemáticas relacionadas con el control mundial del peso corporal, localizada en este caso entre las poblaciones más desfavorecidas económicamente: casi el 25% de la población del sur de Asia, y más del 15% de los hombres y el 12% de las mujeres en África central y oriental, están todavía en niveles de bajo peso. El IMC promedio más bajo se encontró en Timor Oriental, Etiopía y Eritrea. Timor Oriental tuvo el promedio más bajo de índice de masa corporal en mujeres con 20,8, y Etiopía presentó el valor más bajo en hombres, 20,1. En este caso la evolución a lo largo del periodo estudiado es mejor, con una reducción de alrededor de un tercio en el porcentaje global de personas con bajo peso: en 1975, el 13,8% de los hombres y el 14,6% de las mujeres tenían bajo peso; en 2014, la cifra fue del 8,8% para los hombres y 9,7% para las mujeres.