El interés terapéutico del magnesio no se ha demostrado más que en las hipomagnesemias comprobadas con manifestaciones clínicas específicas: ataxia, temblores, debilidad muscular, crisis tetánicas, irritabilidad, insomnio, hiperreflexividad, transtornos del ritmo cardíaco y diarrea. Estas carencias profundas son inherentes a situaciones severas: desnutrición grave, diarrea crónica, fístulas digestivas, alimentación parenteral exclusiva, algunos trastornos renales, hipoparatiroidismo y una afección muy rara: la hipomagnesemia congénita crónica. En tales casos la magnesemia es inferior a 12 mg/l (0,50 mmol/l). El magnesio se administra al principio en perfusión (en medio hospitalario) y después por vía oral.
Algunos especialistas recomiendan el tratamiento por vía oral de las hipomagnesemias moderadas (entre 12 y 16 mg/l = 0,50 a 0,65 mmol/l) a pesar de la ausencia de trabajos que lo demuestren. Las otras indicaciones del magnesio (cardiología y obstetricia) están poco afianzadas y pueden presentar riesgos.
En la ""espasmofilia"" hay que excluir del uso ""placebo terapéutico"" del magnesio a aquellas personas con función renal disminuída (diabéticos, ancianos) y evitar la vía parenteral y las especialidades con dosis elevadas.
Palabras claves:
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NewsLetter de abstracts redactados por expertos del programa y con la colaboración de profesionales de la salud que trabajan en diferentes ámbitos asistenciales.