Al interrumpir súbitamente un tratamiuento de larga duración pueden aparecer procesos tales como recurrencia, efecto rebote y síndrome de abstinencia.
También algunos medicamentos que no necesitan receta, como laxantes estimulantes o descongestionantes nasales, pueden provocar problemas al suspender tratamientos prolongados y por ello debe evitarse su uso continuado. Asimismo, la interrupción súbita de un tratamiento antiepiléptico puede desencadenar crisis convulsivas.
La retirada del fenobarbital y la primidona requieren una atención especial, ya que incluso aunque se realice lentamente, pueden aparecer problemas al suspender las últimas dosis.
Los antidepresivos provocan efectos colinérgicos de rebote e hiperactividad noradrenérgica, que se pueden prevenir reduciendo la dosis no más del 25% cada 1-2 semanas.
La suspensión de benzodiazepinas, sobre todo de acción corta, debe ser lenta y gradual.
La administración de fenotiazinas, butirofenonas y otros neurolépticos no debe interrumpirse bruscamente ya que puede agravar el síndrome psicótico.
Se han producido síntomas graves al suspender el tratamiento en pacientes que tomaban 20-40 mg de furosemida para la insuficiencia cardíaca.
La ergotamina utilizada para la migraña puede crear un círculo vicioso, y su uso debe limitarse a dos días por semana y no utilizarse para cefaleas no migrañosas.