Tras un trabajo de investigación en el que se analizaron los datos de pacientes hospitalizados en una cohorte de 890 hospitales de EE. UU. durante el período 2012–2017, se realizó un recuento de casos nacionales de infecciones de inicio hospitalario y comunitario causadas por Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA), enterococo resistente a vancomicina (VRE), resistencia a cefalosporina de espectro extendido en Enterobacteriaceae sugestiva de producción de betalactamasa de espectro extendido (BLEE), Enterobacteriaceae resistente a carbapenem, especies de acinetobacter resistentes a carbapenem y Pseudomonas aeruginosa multiresistente.
Este trabajo ha puesto sobre la mesa algunas malas noticias, como que las infecciones con organismos resistentes a los antimicrobianos continúan representando una carga considerable para los pacientes en el sistema de atención médica, pero también ha refejado una cierta disminución de la incidencia de varios patógenos, como la de Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA), enterococo resistente a vancomicina (VRE), especies de acinetobacter resistentes a carbapenem y Pseudomonas aeruginosa multiresistente. No obstante, esta disminución en este tipo de infecciones ha sido irregular y algunas se han incrementado, como en el caso de las Enterobacteriaceae productoras de betalactamasa de espectro extendido (BLEE), o se han mantenoido tras una disminución entre 2007 y 2012, como las Enterobacteriaceae resistentes a carbapenem.
En principio, estos datos son alentadores respecto alas medidas tomadas para limitar la transmisión de este tipo de infecciones en las instituciones de atención médica.
Aunque la contribución de las intervenciones individuales es difícil de discernir, la disminución de la incidencia de infecciones por MRSA, VRE y acinetobacter y pseudomonas multiresistente sugiere que, colectivamente, los mayores esfuerzos para prevenir las infecciones con organismos multiresistentes han valido la pena y esto es importante ya que, a menudo, se cuestiona la eficacia de las acciones para combatir la resistencia a los antimicrobianos.
A pesar de la disminución observada, la resistencia a los antimicrobianos continúa ejerciendo una carga considerable sobre los pacientes en el sistema de sanitario, sin embargo, los esfuerzos de control y prevención parecen tener cierto éxito en la reducción de la carga de resistencia a los antimicrobianos en los entornos de atención médica. No obstante, no se puede bajar la guardia con el progreso reciente en el ámbito asistencial, porque los patógenos resistentes todavía son demasiado comunes y las tendencias favorables pueden revertirse fácilmente. Cada vez será más difícil controlar la resistencia a los antimicrobianos en la comunidad, y se necesitan enfoques innovadores. Además, la presencia continua de organismos multirresistentes y la rápida aparición de resistencia antimicrobiana a los agentes recientemente introducidos exigen que las nuevas estrategias para el tratamiento de infecciones por organismos multirresistentes deban seguir siendo una alta prioridad.